El Restaurante Patria: la casa del ciervo y el venado asados
Avisos del Patria en el diario "La Nación", en agosto de 1952 y julio de 1953.
Por varias razones -y con muchos ejemplos- la calle Rosas también se vio influida por el ambiente festivo y trasnochador de Bandera, al menos en sus cuadras adyacentes a esta arteria eje del "barrio chino" de Mapocho, hacia mediados del pasado siglo. Uno de sus negocios más curiosos de las mismas manzanas era el Restaurante Patria, ubicado en Rosas 1244 entre Morandé y Teatinos.
Escribió del mismo restaurante el cronista
gastronómico Pantagruel, pseudónimo que usaba en el diario "La Segunda"
el periodista e infatigable buscador de buenos refugios para la vida, don Juan
Rubén Valenzuela. Lo mismo hará después en este diario Emilio Bakit, recordando
en 1989 a Pantragruel. Han sido fuentes importantes para repasar su historia.
El dueño del negocio era Michael Limmer, alemán veterano y sobreviviente del infierno de la guerra en Verdun y Amiens, cazador experimentado de los montes Cárpatos y devenido en aventurero por el mundo antes de establecerse en Chile, encantado con el paisaje y la gente. Había trabajado largo tiempo como técnico cervecero en las industrias de la Compañía de Cervecerías Unidas (CCU). Junto con su mujer, doña Frau Rosa, abrió el establecimiento de Rosas y comenzó a ofrecer en él algunos platillos gourmet de alta calidad, importados desde la cocina alemana.
En aquellos años, los cincuenta, y aunque Bakit decía que el estilo dominante del negocio era principalmente bávaro, el Restaurante Patria prometía a su público "ambiente tirolés" dentro de sus salas y comedores. Valenzuela, a su vez, describió un famoso y casi emblemático reloj cucú que era parte de la decoración en los muros del Patria, confeccionado en madera de los árboles de la región montañosa de la Selva Negra, al sur de Alemania.
El gancho principal de la casa eran los asados de ciervo y venado, "el plato más exquisito". En 1952, además, Limmer aparecía ofreciendo carne de jabalí en "La Nación" del domingo 15 de junio. Estos y otros exotismos se salían un poco del ambiente popular que preferían conservar muchos centros culinarios y de reunión social del barrio bohemio. Las carnes de ciervo rojo y jabalí eran conseguidas por el propio señor Limmer: por breves temporadas, partía en persona a cazar ejemplares asilvestrados en el sector de islas Guaitecas y la cuenca del río Toltén. La referida edición del diario "La Nación" se explayaba al respecto:
Desde mañana, los santiaguinos podrán comer carne de jabalí. Sí, así como suena, auténtica carne de jabalí criollo, asado al palo y al horno, según desee el cliente. El "gourmet" que presenta esta novedad absoluta en la capital, es el célebre cazador alemán Michael Limmer, que caza los animales y después en su simpático y acogedor restaurante de Rosas 1244, el "Patria", lo ofrece a su heterogénea clientela, que va desde el obrero hasta el millonario.
Michael Limmer es un personaje pintoresco, del cual nadie sabe si es mejor como cazador o como cocinero. Y como si estas virtudes fueran pocas, es uno de los cerveceros más competentes del mundo, habiendo logrado un diploma en sus años mozos en su patria germana. Llegó a Chile hace un montón de años, después de haber recorrido Bolivia, Argentina y la Patagonia en su función de constante y entusiasta cazador. Cada dos semanas abandona su negocio y con su gruesa chaqueta de cuero y un flamante rifle Mauser, con mira telescópica, se transforma en cazador. Cuando Limmer aparece por Allipén en la hacienda Haverbeck, ningún ciervo ni jabalí puede sentirse seguro, pues Limmer es igual que Guillermo Tell: "donde pone el ojo, coloca la bala".
El señor Limmer mostrando una cabeza de jabalí cazado por él, en "La Nación" del 15 de junio de 1952.
Aviso del Restaurant Patria en el diario "La Segunda", año 1955.
Don José Musa en 2013, en su desaparecida tienda de telas de Rosas 1117, ubicada en el zócalo del edificio del Palais Hotel. Don José fue cliente y buen conocedor del Restaurant Patria.
El desaparecido local en donde estuvo el Restaurante Patria, cuando ya era ocupado por el bar y fuente de soda Olímpico. Fotografía tomada poco antes de la demolición de estos inmuebles, en 2015. Imagen: gentileza de Gonzalo Orellana.
Otro de los clientes del Patria era en esos años don José Musa, habitué de este y varios de los clubes-restaurantes que se recuerdan en el "barrio chino", dado que trabajó prácticamente toda su vida en esas cuadras e instaló su negocio propio en 1957. Poco tiempo antes de que fuera desalojado del zócalo del Hotel Palais Royal, cuyo edificio había quedado a muy mal traer tras el terremoto del 27 de febrero de 2010, el señor Musa nos compartió recuerdos sobre el Patria, que estaba ubicado a pasos de su alguna vez conocida tienda de telas y materiales para sastrería de calle Rosas 1117, en donde ahora hay un edificio nuevo.
Decía el ya abuelo don José -con su entretenida forma de narrar y su excelente memoria- que el serio y adusto propietado germánico del restaurante tenía, entre muchas otras costumbres, la de nunca poner música al interior del boliche. Al parecer, consideraba que las canciones llenando el ambiente eran una distracción innecesaria para los comensales degustando sus sabrosos y tan exclusivos platos, además de dificultar la conversación en aquellas mesas.
El Restaurante Patria continuaba ofreciendo sus asados de ciervo a fines de la década del sesenta. Sin embargo, en los años posteriores dejaría este famoso lugar de calle Rosas, por razones que no hemos podido precisar.
Mucho tiempo después de haber desocupado ese local, el terremoto de 2010 y los daños severos del edificio del Palais Royal obligaron al bar y restaurante Olímpico, que estaba en el primer nivel del hotel en calle Morandé 711, a mudarse del inmueble casi cuando ya era inminente la demolición que también sacó de allí al señor Musa. Se trasladaron así al mismo inmueble de calle Rosas en donde estuvieron el Patria y sus asados de carne cérvida. De la línea de fachadas de esa cuadra, de hecho, quedaba sólo este segmento desde los años veinte, con su cortina de hierro y cornisas con simples decoraciones.
El Olímpico, muy querido y frecuentado por los estudiantes del vecino Departamento de Teatro de la Universidad de Chile en Morandé 750, vivió una última y breve etapa de vida en el barrio con aquella dirección de Rosas 1244. Sin embargo, su suerte quedó echada con la polémica destrucción del patrimonial Edificio Rojo (ex Protección Mutua de los Empleados Públicos, obra del arquitecto Pedro Palma en 1924) de la esquina de Rosas con Morandé, a pesar de haber sido declarado Inmueble de Conservación Histórica.
El proyecto inmobiliario que tomó posesión del terreno ya despejado incluyó también al viejo local del Olímpico, ex Restaurante Patria, llegando a abarcar hasta la mitad de la cuadra justo en este límite, por el poniente. Acabó demolido en 2015, entonces, y hoy está reemplazado por el acceso a los estacionamientos para residentes del nuevo edificio.
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